Breve historia de Ventspils, en Letonia

Ventpils

La ciudad de Ventspils es una de las más antiguas del país, y dentro de su historia, el primer edificio del que se tiene constancia en la zona es el Castillo de los Caballeros de la Orden de Livonia. Mientras la Orden de Livonia se encargaba del gobierno de la región, la ciudad comenzó a surgir como un enclave portuario, siendo anexionado tiempo después a la alianza comercial de Norte de Alemania, la Liga Hanseática. El emblema de la ciudad es originario del año 1369 y existen documentos que garantizan los derechos cívicos en Ventspils ya en el año 1378.

La primera época de esplendor de Ventspils llegó bajo el gobierno del duque Jacob de Curlandia, y fue gracias a su prosperidad como astillero, una gran cantidad de barcos fueron construidos durante ese periodo. Pero poco después llegaría la desgracia, cuando durante la guerra entre Polonia y Suecia durante el año 1659, la ciudad terminó por ser pasto de las llamas. Apenas medio siglos después, en el año 1710, un brote de peste negra diezmó a la población, sumiendo a la ciudad aun más en la miseria.

La ciudad fue anexionada al imperio de Rusia en 1795, y a mediados del siglo XIX Vetspils experimentó un segundo auge de actividad y prosperidad, de nuevo mediante la construcción de barcos. En el año 187o se funda la Academia Naval de Ventspils. A finales de ese mismo siglo, se construyó un nuevo puerto en la ciudad, además de una línea de tren que la enlazaba con Moscú, lo que propició que Ventspils se convirtiera en un importante intermediario en los transportes de materias primas agrícolas. En apenas 15 años, la población de la ciudad casi se cuadruplicó (de 8000 a 29000).

Esta segunda época dorada terminó bruscamente con la llegada de la Primera Guerra Mundial. El conflicto trajo la destrucción a la ciudad, que vio como su población disminuía de nuevo, hasta quedar en apenas 8000 habitantes, como antes de su segundo renacimiento. Ventspils no volvería a ver tiempos tan prósperos como los pasados.

Más cambios llegaron a Letonia con la llegada de las tropas soviéticas en 1939, que pasó a formar parte de la Unión Soviética un año más tarde. Con la nacionalización de las empresas más importantes y tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad no tardó en convertirse (gracias a su estratégica situación) en el principal exportador de productos petrolíferos de la Unión Soviética, entre los años 1960 y 1970.

Tras la declaración de Independencia de Letonia en el año 1991, Ventspils ha sufrido innumerables cambios, sobre todo en las políticas económicas. Pese a que sigue siendo un importante puerto comercial, la ciudad está buscando otras alternativas, siendo el turismo una de las más potenciadas gracias a su patrimonio histórico.

Una curiosidad que nos podemos encontrar en Ventspils es la celebración anual del «Desfile de Vacas«, y si, puede sonar extraño, pero es todo un despliegue de color, originalidad y sentido del humor. Las calles de la ciudad se llenan de esculturas de toros y vacas, pintadas con brillantes colores y originales diseños. Además del «desfile», se organizan muestras y degustaciones de productos lácteos y fiestas y bailes por las noches.

Foto vía: atputasbazes

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