Dracula, la historia tras la leyenda

El folclore de la región de Europa del Este cuenta con muchos mitos y leyendas muy conocidos y que han trascendido al paso de los años. Una de las leyendas más famosas es la de los vampiros, que se propagó especialmente en Rumania, sobre todo en la región de Transilvania y otros pueblos eslavos. Además de ser parte de la tradición local, estas historias han logrado hacerse cada vez más conocidas, llegado a la literatura, al cine y a la televisión.

La leyenda del vampiro tiene su origen en Asia, principalmente en China y la India, donde existían diversos mitos y se narraban relatos sobre seres demoníacos que iban causando tormento a las personas en busca de su sangre. Con las rutas de comercio y el intercambio cultural entre Asia y Europa, estas leyendas llegaron e influenciaron a la imaginación popular eslava, creando nuevos mitos que enriquecieron su cultura.

Pero el hecho que más contribuyó a la difusión de este tipo de leyendas fue la publicación del libro Drácula, escrito por el irlandés Bram Stocker en 1897. Este libro narra la historia de un vampiro que aterroriza a un pueblo en Transilvania y los esfuerzos de un grupo de personas por detenerlo. Se cree que este libro fue inspirado en una persona real, el príncipe Vlad Dracul.

Vlad Dracul, también conocido como Vlad Tepes, o el empalador, fue un príncipe de Valaquia, no de Transilvania como normalmente se cree, que vivió alrededor del siglo XV. Fue muy conocido y temido por la crueldad con la que trataba a sus enemigos vencidos, ya que se dice que los torturaba y luego empalaba vivos para dejarlos morir así. También se dice que disfrutaba mucho de comer sentado en medio de este espectáculo, además de recoger la sangre que caía de los cuerpos para beberla y remojar el pan en ella. Todo esto hizo que su leyenda creciera y que se creyera que tenía poderes necrománticos y que era protegido por un ejército conformado por las más de cien mil almas de sus víctimas.

Sin embargo, a pesar de la siniestra leyenda que arrastra, este personaje es considerado un héroe nacional en Rumania y un salvador de Europa. Esto se debe a que en su feroz lucha contra los ejércitos otomanos provenientes del este, logró evitar su avance y como consecuencia su invasión hacia el resto de Europa.

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