Monasterios pintados de Bucovina
Monasterio de Sucevita
En la provincia de Bucovina, en Rumania, se encuentra un conjunto de monasterios muy famosos por los increíbles frescos murales que decoran sus muros exteriores. Son el máximo exponente del arte bizantino que se desarrolló en el seno de la civilización de Moldova en los siglos XV y XVI. Los brillantes colores que caracterizan a los monasterios hacen de ellos una atracción inconfundible. En el interior de cada uno de ellos destaca la pequeña iglesia de altos y puntiagudos techos. Veamos algunos de los principales complejos monásticos de Bucovina.
Humor es uno de los más pequeños, aunque no por ello menos impresionante. Fue edificado en 1530 y las pinturas de sus muros representan el poema La Caída de Constantinopla, reflejando la visión de los turcos que tenían los rumanos. También puede apreciarse en otra de las murallas La Vuelta del Hijo Vagante.
Voronet es famosa porque se la considera la Capilla Sixtina del oriente. Fue construida por Stefan cel Mare, soberano de la región, en el año 1488. Sin embargo, las pinturas no fueron realizadas sino hasta años más tarde. En ellas puede observarse la adaptación del estilo bizantino a las costumbres y la realidad de los moldavos.
Sucevita es un monasterio fortificado, rodeado de altas murallas y torres de vigilancia en los ángulos. Fue construido en el corazón de un valle fértil y es el monasterio con más pinturas gracias a los frescos que se realizaron en las paredes de la iglesia interior. Sin embargo, su muro véstico no fue pintado, y la leyenda cuenta que el pintor encargado de las obras de arte murió antes de realizarlo al caer de las esquelas.
Moldovita es famoso por su iglesia, pintada en colores fuertes como el rojo, el azul y el amarillo. La escena más impresionante es el Asedio de Constantinopla. En el interior de la iglesia hay mobiliario de la época de su construcción, en el siglo XVI, y una estatua del príncipe que ordenó la edificación.
Foto Vía: Romania Tourism
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