Rumania, Patrimonio de la Humanidad
Quiero mandar desde aquí un abrazo a todos aquellos rumanos que se han visto en la difícil tesitura de la emigración. Hace unos años, cuando vivíamos en Roma, pudimos contemplar una cosa fea por parte de los sectores menos recomendables de la sociedad. Se estaba instalando una especie de caza al rumano que tememos ha ido a mayores. Nosotros sabemos de los dolores de quien tiene que cambiar su casa por terreno hostil. Es mentira que las fronteras caigan en el marco de la UE si no desaparecen los prejuicios internos. Y una nueva ola de barbarie se extiende…
Por eso queremos repetir con Rumanía. A modo de homenaje, recopilaremos los lugares de interés reconocidos por la Unesco. Quizá se le preste demasiada atención al hecho de si tal o cual paraje ha merecido mención o no del organismo internacional. Es cierto que hay tantas cosas por descubrir en diferentes partes del planeta que permanecen un poco olvidadas. Pero también habrá de reconocer que cuando el río suena, agua lleva, y cuando la Unesco concede sus honores de Patrimonio Humanidad es porque el lugar en cuestión es digno de visitar.
Las iglesias de madera de Maramures, ocho templos situados en el norte, cerca de la frontera ucraniana, muestras del mejor arte popular, algunas con hermosos frescos y murales.
Los monasterios de Bucovina, en la región de Moldavia, también el norte de Rumanía. Levantados en su mayoría por iniciatiativa de Estebán el Grande (1457-1504), cuyos frescos tanto exteriores como interiores son una verdadera delicia.
Las iglesias fortificadas de Transilvania, levantadas por los sajones, y entre las cuales destaca la fortaleza de Prejmer, la mejor conservada.
Los restos de fortalezas dacias, en el entorno de los montes de Orastie, región de Transilvania de espesos bosques y difíciles accesos.
Sighisoara, la ciudad medieval más hermosa de Rumanía y a la que nos hemos referido recientemente.
El monasterio de Horezu, que forma parte de un conjunto de monasterios enclavados en el valle de Olt, en la antigua Valaquia.
Finalmente, last but not least, el Delta del Danubio, paraíso único en Europa por la riqueza de especies que cobija. Alrededor de los tres grandes brazos de agua, fauna y flora resplandece a lo largo de canales, pantanos, bosques, charcas y cañaverales. Un auténtico himno de la naturaleza a la biodiversidad.

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