Tras las pistas de la Orden Teutónica en Pomerania

Torun

La Pomerania polaca ha escrito su historia con la tinta churchilliana de «sangre, sudor y lágrimas». En ella se descubre la sugerente presencia de la Orden de los Caballeros Teutónicos, que hicieron de Pomerania plaza fuerte desde la cual fundamentar su expansión por los países bálticos y territorios limítrofes.

Hablamos de Pomerania como esa región histórica más que administrativa situada en la costa noroeste de la actual Polonia, frente a las aguas del Báltico, donde la Orden Teutónica llegó a formar un estado, levantando fortalezas y construyendo ciudades tierra adentro, remontando el curso del Vístula. Nosotros ahora rastrearemos el recuerdo todavía vivo de la Orden en tres enclaves imprescindibles para entender la historia de la región.

Dejando la monumental y maravillosa ciudad de Gdansk, la antigua Danzig (cuna, por cierto, del filósofo alemán Arthur Schopenhauer), para mejor ocasión pero utilizándola como punto de referencia geográfico, partiremos de la vecina Malbork. Ciudad de 40000 habitantes, caracterizada hoy por ser foco industrial, Mlbork no ha perdido su ubicación sobre una orilla del caudaloso río Nogal. También su principal atracción, el castillo, se alza impresionante sobre el Nogal.

El castillo (en polaco Zamek) es en realidad una auténtica ciudad, con construcciones civiles y religiosas, defensivas y recreativas que pertenecen a épocas distintas. Pero no fueron sino los caballeros teutónicos los que levantaron la primera piedra en el siglo XIII.

Reconstruido en varias ocasiones, la última restauración se llevó a cabo hace unos 50 años. Desde 1997 Patrimonio de la Humanidad, el de Malbork es quizá, y con todo merecimiento, el castillo más visitado de toda Polonia.

Un poco más al sur se encuentra nuestra segunda parada, la dulce y egregia Chelmno. Fundada por la Orden, en una de las riberas del Vístula, pasó luego a formar parte de la Liga Hanseática, lo que le valió un florecimiento comercial importantísimo.

Chelmno conserva el sabor y la morfología de burgo medieval. Su núcleo histórico está rodeado por una muralla con 23 torres defensivas. Las antiguas calles van a morir a la plaza del mercado, en la que se halla el notable edificio que hoy cobija un museo local y que antes fue sede del Consistorio. El edificio, originalmente gótico, fue reformado en el XVI, adquiriendo su presente aire renacentista. También la alta y hermosa torre data de finales del Seiscientos.

Chelmno posee asimismo una serie de impresionantes templos religiosos, dominados aquí sí por el gótico, además de un buen número de parques y zonas verdes que se dejan pasear con gusto, si el clima acompaña.

La tercera y última etapa de este viaje «teutónico» es Torun. También a orillas del Vístula, Torun debe ser destino imprescindible si decidimos viajar hasta Polonia, hagamos o no ruta de órdenes monásticas, caballerescas o astronómicas (no en vano esta ciudad vio nacer en 1473 al mismísimo Nicolás Copérnico, padre de la Revolución Astronómica que precedió a la revolución Científica consumada con Newton).

Toda la ciudad vieja es impactante. El panorama ofrecido por la Iglesia de San Juan, a orillas del río, es sobrecogedor. Las casas góticas y barrocas que pueblan las calles medievales y renacentistas nos sumergen en un vívido encanto. Y la Casa Consitorial, en la amplia y generosa plaza del Mercado, ha sido considerado extraoficialmente como el ayuntamiento más hermoso de Polonia y, por ende, como uno de los edificios públicos más significativos de toda Europa.

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