El Anillo de Oro de Rusia
El conocido como Anillo de Oro es una de las rutas turísticas por excelencia cuando el destino es la enorme Rusia. El anillo lo estructuran una serie de poblaciones históricas, al noroeste de Moscú, en el marco fluvial delimitado por los cursos del Volga y del Oka.
Esta zona presenta una densidad admirable de joyas arquitectónicas y patrimonio artístico-espiritual. En conjunto, las ciudades del Anillo de Oro reflejan un antiguo legado de iglesias y monasterios ortodoxos, mostrando al visitante la primera cristalización del alma rusa formada tras el contacto de los nativos con un cristianismo ya entonces asentado.
Por citar solamente algunas de las cuentas de ese anillo o collar dorado, destacamos:
Alexandrov, en su época fue quizá el más boyante núcleo cultural de los principados rusos, y por momentos residencia de algunos zares. Lo más característico de Alexandrov es su complejo arquitectónico cuyo corazón ocupa la catedral.
Rostov. El Rostov del Anillo de Oro destaca por su Kremlin. En el siglo XIII, momento crítico para la protorrusia por la amenaza tanto de las hordas mongólicas que venían de oriente como por el espíritu de crzada cristiana-católica-apostólica y romana que llegaba por occidente, Rostov era próspera capital de uno de los principados con mayor empuje. Siempre fue importante centro eclesiástico.
Uglitsch. Aquí murió, en 1591, el último hijo de Iván IV, Dimitri, en extrañas circunstancias. El zarevich fue hallado con una penetrante herida en el cuello. La hipótesis que trascendió fue la de que Dimitri se habría hecho el corte con su propio puñal, en virtud de un ataque epiléptico. Domina Uglitsch su característica catedral de piedra roja.
Yaroslavl. Orgullo de la ciudad son sus fantásticas y numerosas iglesias, algunas de las cuales poseen en su interior antiquísimos frescos de calidad notable. El templo dedicado al profeta Elías acaso sea uno de los más destacados. Al contrario de las anteriores, Yaroslav es hoy una ciudad de un tamaño considerable (600000 habitantes). Es su casco histórico, Patrimonio Unesco, lo que más nos debe interesar.
Myschkin. Para finalizar la ruta, una excentricidad. La diminuta Myschkin presume de ser la única localidad del mundo con un museo dedicado a los ratones (mysch en ruso significa ratón). Cuenta, además,con otros cuatro museos. Entre los que llama la atención aquel cuyo motivo es el…vodka. Estando en Rusia ¿podría ser de otra manera?

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¿Podría mandarme algún catálogo de Rusia imperial-Siberiano?. Es que, desde que leí, vi y traduje «La luz de los justos», estoy interesadísima por ellos. Este libro cuenta lo que sucedió el 14 de diciembre de 1825, en San Petersburgo, hasta 1856, cuando los indultaron.