Los montes Tatra, los Alpes de Eslovaquia

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Pese a que Eslovaquia cuenta con diversas cadenas montañosas, la más importante se encuentra en la frontera con Polonia: los Tatry, montes Tatra, llamados también Altos Tatra (Vysoké Tatry), para diferenciarlos de los vecinos del sur o Bajos Tatra (Nízke Tatry).

Ambas cordilleras están separadas por el valle del Váh, río  de importante caudal que va a morir hasta el Danubio y que posee dos hontanares diferentes, uno en los Altos Tatra, otro en los Bajos. Sin embargo, ambos sistemas montañosos divergen desde el punto de vista morfológico, ya que los Altos Tatra se consideran como la única cordillera propiamente de características alpinas de Eslovaquia.

En cualquier caso, ambos escenarios posibilitan un disfrute inmenso de la naturaleza, si bien los Vysoké Tatra, destino de esparcimiento por antonamosia de la región, pueden llegar a saturarse en virtud de la cantidad de personas que lo visitan durante los meses de verano. Esto es debido a la escasa extensión de conjunto: apenas 30 Km en los que se suceden cumbres que, eso sí, nunca bajan de los 2500 metros.

La excursión suele comenzar en la ciudad de Poprad (unos 50000 habitantes), en la región histórica de Spis, y que cuenta con aeropuerto. Poprad no tiene demasiado encanto, sin embargo, a unos minutos de ella se encuentra Spisská Sobota, donde pervive la herencia todavía de la tradición arquitectónica de Spis, y no mucho más lejos (15 km) la hermosa Kezmarok.

Desde Poprad sólo cabe internarse por los Tatra, que desde 1949 conforman un parque nacional que hace ya casi 20 años fue incluido (junto con la parte polaca) en la lista de Reserva de la Biosfera de la Unesco. Carretera arriba, a una decena de kilómetros de Poprad, espera Starý Smokovec que representa, po así decir, la base de operaciones de todas las actividades turísticas de los montes.

Por su parte, la pequeña Strbské Pleso, a las orillas de un lago, que presume de ser la «ciudad» (apenas mil habitantes) más alta de Eslovaquia (1300 metros), dispone de todo lo necesario para los deportes de invierno, contando con telesillas que permiten vistas de gran impacto y grandiosas postales.

Respecto a los vecinos del sur, no se crea que los Bajos Tatra son el pariente canijo de los del norte. En realidad, la diferencia entre los picos más altos de cada cordillera es sólo de 600 metros. Los Bajos Tatra nos reservan también perspectivas únicas, como aquella en el entorno del río Demänovka: un paisaje fluvial a dos mil metros que por momentos impresiona.

Además, hay un detalle importante que pone de relieve (nunca mejor dicho) a estas montañas: la poca cantidad de visitantes que reciben en comparación con los Altos Tatra y que favorece amplios espacios de soledad para el ensimismamiento personal y disfrute de la naturaleza. Eso sí, cuidado con los osos…

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Categorias: Eslovaquia



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