Breve historia de Bielorrusia
Los inicios de la actual Bielorrusia se remontan al siglo VI, cuando estas tierras fueron colonizadas por algunas tribus eslavas. Estas tribus pronto se unirían a algunos grupos de belicosos guerreros procedentes de Escandinavia y del Báltico, llegando a formar una coalición que daría nombre a su estado (Rus de Kiev), fundado en el año 862. Los núcleos de población más importantes de este periodo son las ciudades de Kiev y la de Novgorod.
Tras el fallecimiento del Príncipe Yaroslav I (conocido como El Sabio), la incipiente nación sufre una división territorial debido al vacío de poder, convirtiéndose en una aglomeración de pequeños principados sin apenas cohesión entre ellos, lo cual propiciaría más tarde los ataques de las tribus mongolas en el siglo XIII.
Nueve de estos principados se encontraban aun bajo el dominio del llamado Ducado de Lituania, todos aquellos que originalmente fueron fundados por descendientes de los primeros colonizadores. Durante los combates de Gunwald, el Ducado forma coalición con Polonia para repeler el ataque de los teutones (a principios del siglo XV). Del éxito de tal campaña, el dominio sobre la frontera noroeste con la Europa de occidente pasa a manos del Ducado. A finales del siglo XIV, en Febrero de 1386, se produciría la fusión definitiva entre el Ducado de Lituania y el Reino de Polonia con el enlace matrimonial de Vladislao II y la reina Eduviges, comenzando una época de prosperidad que duró apenas un siglo.
Iván III puso sus miras en las tierras que otrora formaran el estado de Rus de Kiev, con la intención de unificarlas de nuevo y anexionarlas a Rusia. Finalmente estos territorios fueron repartidos entre Austria, Prusia y Rusia, quedando bajo su dominio hasta la llegada de los alemanes en 1918 durante la I Guerra Mundial. En esta época convulsa y ya fuera de la influencia del poder imperial de Rusia, se declara la independencia y fundación de la República Bielorrusa, aunque tristemente, apenas 10 meses después Bielorrusia vuelve a caer bajo el poder ruso pasando a formar parte de las repúblicas socialistas soviéticas en 1919, quedando durante años a caballo entre las disputas de polacos y rusos.
La II Guerra Mundial trajo la casi completa destrucción de Bielorrusia, que sólo pudo conservar 81 de sus 290 ciudades a un triste porcentaje de su infraestructura industrial. Para que la nación se pudiese recuperar medianamente de tan duro golpe, tuvieron que pasar casi 30 años de reconstrucción. El régimen de Stalin tampoco trajo nada bueno para la república, quien se encargó de monopolizar los puestos políticos de poder con personas afines a su ideología, además de perpetrar un terrible genocidio (con más de 250000 víctimas) para borrar del recuerdo tanto la cultura como las ansias independentistas de sus habitantes.
La soberanía de Bielorrusia llegaría finalmente el 27 de Julio de 1990, más de un milenio después de su fundación.

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