Breve historia de Tallin

Tallin

Se estima que los primeros pobladores de la región del golfo de Finlandia se establecieron aquí en el segundo milenio a C. Las primeras referencias escritas sobre la ciudad en sí proceden de fuentes almorávides, concretamente de un mapa confeccionado por Muhammad al-Idrisi, en el cual se hacía mención a una ciudad fortificada llamada Kaluria. Gracias a su privilegiada situación, entre la península escandinava y Rusia, se convirtió en un punto clave para las fuerzas germánicas y danesas, quienes ambicionaban instalarse aquí para controlar las fronteras.

Los daneses, bajo el mando de Valdemar II, se hicieron con la ciudad de Tallin y con la región norte de Estonia sobre el año 1219. Pero esta dominación no duraría mucho, en parte debido a la resistencia local y en parte al avance implacable de los alemanes, que terminaron por tomar la ciudad en 1227, año del que data la fortaleza de Toompea. La batalla de Saule, acaecida en 1236, en la que se enfrentaron alemanes contra lituanos y gengalos, trajo la derrota de las fuerzas germanas, obligando a éstos a devolver los territorios conquistados a Dinamarca dos años más tarde.

Ya en el año 1285, Tallin era la más septentrional de los miembros de la Liga Hanseática, y su buena situación geográfica pronto la convirtió en uno de los más importantes puertos del norte. Hasta aquí llegaban y se exportaban mercancías como pieles y cuero, grasa de foca, miel o sal, entre otras muchas cosas. La expansión económica protagonizó buena parte de esta época.

En el año 1343, la dominación danesa estaba tocando a su fin, lo cual se traducía en levantamientos populares y revueltas que, a pesar de ser sofocadas, conformaron el principio del fin para el gobierno danés. La ciudad fue vendida a los Caballeros Teutónicos por la cifra de 1.000 marcos, dando a los alemanes el completo dominio (excepto el religioso) de la región. Después de pasar a manos teutonas, cerca de 8000 ciudadanos se vieron envueltos en la construcción de una muralla alrededor de la ciudad, la cual contaba con nada menos que 66 torres. El luteranismo fue acogido por los habitantes de Tallin de manera mayoritaria en 1525

Tras el asedio sufrido a manos de Iván IV entre 1570 y 1571, la Orden de los Caballeros Teutones perdió el dominio de la ciudad, la cual fue tomada esta vez por los suecos, quienes habían protegido el norte de Estonia de las incursiones rusas. Esta situación cambió de nuevo en 1710, cuando el desgaste de la guerra y la peste terminaron por dejar sin defensores a la ciudad ante las tropas rusas. El Palacio Kadriorg fue construido por Pedro el Grande, y fue visitado por el zar en numerosas ocasiones.

Durante el periodo de la Primera Guerra Mundial, Tallin pudo proclamar su capitalidad de la recién nacida Estonia, que también se hizo independiente durante la guerra, aun cuando la ciudad estuvo brevemente ocupada por los alemanes.

La Segunda Guerra Mundial trajo el comunismo a Tallin, que pasó a ser el principal puerto militar de la Unión Soviética, debido a que estaba libre de hielo. La retirada de los soviéticos ante el empuje alemán y la caída del puerto ante las tropas alemanas, favorecieron el avance de éstas hacia la ciudad de Leningrado y su posterior asedio. En 1944 la ciudad sufrió terribles bombardeos por parte de los soviéticos, quienes reconquistaron la ciudad ese mismo año, no sin provocar la destrucción de una décima parte de sus edificios. La era soviética trajo una prosperidad sin precedentes para Tallin, en la que se consolidó como el primer puerto de transporte de cereales de la Unión Soviética y también como anfitrión de numerosas industrias.

Tras la caída del Muro de Berlín, Estonia finalmente se independiza de la URSS, quedando libre de la dominación soviética el 20 Agosto de 1991, tras más de medio siglo de dominación extranjera y siendo oficialmente proclamada como república con Tallin como su capital.

Foto vía: touristmaker

 

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