La leyenda de Anastasia, hija del zar Nicolás II
Dentro de algunos años va a cumplirse el primer siglo desde la famosa Revolución Rusa, un cambio que estaba destinado a perdurar pero que no pudo alcanzar su primer centenario. De aquellos lejanos días, donde parecía que la gloria era posible y que un nuevo sistema podía traer felicidad a las personas, sólo quedan libros de historia y en esas páginas también están escritas las últimas horas de una de las familias aristocráticas mas importantes de Europa: los zares rusos.
El último emperador ruso fue el zar Nicolás II y de toda su descendencia, numerosa prole, la mas famosa fue la Gran Duquesa Anastasia, su hija menor. Toda la familia imperial fue asesinada el 17 de julio de 1918 por la policía bolchevique y aunque durante todo el siglo XX la leyenda dijo que Anastasia había sobrevivido hoy se sabe que quienes se hicieron pasar por ella fueron todas impostoras. Toda la familia real murió aquel día de la manera más trágica y cruel imaginable.
Durante buena parte del siglo XX la leyenda de Anastasia fue una de aquellas historias que nos hicieron soñar desde la pantalla del cine primero y la televisión después. Incluso Disney la llevó al mundo de la animación. Anastasia Nikolayèvna fue la cuarta hija del zar, una desilusión porque se esperaba un heredero varón, y fue criada junto al resto de sus hermanas de una manera bastante austera considerando su linaje, aunque tanta austeridad no impidieron que desarrollara un carácter alegre, vivaz y curioso. Después de ella llegó por fin el heredero varón, el pequeño zarevich Alexis Romanov, un niño débil producto de la hemofilia de la que era portadora gran parte de la familia imperial rusa.
Cuando el 17 de febrero de 1917 la Revolución Rusa fue un hecho el zar Nicolás II tuvo que abdicar y la familia entera fue, primero, confinada en el palacio de Tsarskoye Seló en las afueras de San Petersburgo para ser luego trasladados hasta Tobolsk, en Siberia. De allí serían enviados por el Soviet a la casa Ipátiev en Ekaterimburgo donde serían fusilados el 17 de julio de 1918.
Tiempo después surgió la leyenda de que Anastasia había sobrevivido a las balas y bayonetas.El hecho de que entre los restos encontrados en una fosa común en el bosque de Ekaterimburgo no aparecieran los del cuerpo de Anastasia ni el de su hermano Alexei fomentó la historia.
Diez mujeres aparecieron reclamando el nombre y sólo una de ellas, en 1922, casi tuvo éxito logrando que se celebrara un juicio para determinar su identidad. Anna Anderson era su nombre pero la moderna ciencia forense basada en el análisis de ADN mitocondrial demostró en el año 2007, incluso después de fallecida ésta en el año 1984, que Anna no era la Gran Duquesa Anastasia sino probablemente Franziska Schanzkowska, una polaca amnésica.
Finalmente, en agosto de 2007, un arqueólogo ruso anunció que había encontrado dos esqueletos parciales que coincidían con lo de los dos hijos desaparecidos del antiguo zar con lo que finalizaba así una leyenda que había perdurado durante casi 90 años.

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