Navidad mágica en Praga

Navidad en Praga

Navidad en Praga, con Nuestra Señora de Tyn de fondo

No es la primera vez, ni será la última, en que me piden recomendación sobre destinos para visitar en cualquiera de los puentes de Navidad, sean los propios de Nochebuena y Nochevieja, o los mismos de principios de diciembre, cuando ya todas las ciudades europeas han abierto sus mercadillos y adornos navideños.

Muchos son los destinos que he podido visitar a lo largo de los últimos años desde que me dedico a escribir sobre ellos (el último Montreux, en Suiza, hace pocos días), pero después de todo ese tiempo sigo apostando por los que son mis dos ciudades favoritas: Brujas y Praga.

Hoy me quiero centrar en Praga porque para mí es quizás, la ciudad que mejor se puede aplicar al ambiente que debe ofrecernos una Navidad mágica. La tranquilidad de sus calles, la nostalgia, la música navideña sonando en sus calles, los conciertos en sus iglesias, su aire bohemio, la combinación extraña que tiene de estilos arquitectónicos, el barroco, el Art Noveau…

Y son todas esas características las que dejan unos recuerdos únicos e inolvidables, aquellos que los anclan a un olor, a un sonido, a un instante.

Praga y su Navidad te va a surtir en cantidad de todo eso: De olores a dulces, del sonido de música clásica, de instantes preciosos.

Puente de Carlos en Praga

¿Cuando visitar Praga?

Desgraciadamente es Praga una ciudad muy turística, y digo desgraciadamente porque en temporadas altas, Praga pierde un poco de su esencia. Esa tranquilidad de la que os hablo, esos sonidos quedos se pierden en cierta forma por la masificación de turistas. No hay nada más bonito que pasar por el puente de Carlos con tranquilidad, admirando sus estatuas, hasta simplemente oyendo el sonido de tus propios pasos sobre sus adoquines, pero en julio y agosto, por ejemplo, eso es literalemente imposible porque suele estar lleno de turistas.

Quizás para épocas así, como siempre os digo, lo mejor es reservar un tour por la ciudad con antelación, llevarlo todo preparado e incluso hacerlo con un guía que os contará la interesantísima historia de Praga, y por momentos triste historia.

Pero si hay una época en la que Praga luzca es tanto en otoño como en Navidad.

Praga es de colores tenues, de marrones de diferentes tonalidades. Es nostálgica, es otoñal, algunos dirían que incluso fría. Es también ciudad de finas lluvias con el rocío de la noche, y de tardes en las que te apetece ir embutido en tu abrigo. Es ciudad de sentarte en terrazas a tomarte un chocolate o un café calentito, y simplemente ver pasar la gente y el ambiente. Por eso es tan bonita en Navidad, porque con un poco de suerte hasta podrías tener una Navidad blanca, y ver sus chimeneas humeantes, escuchar villancicos sentados en esa terraza y oir la suave melodía de los carrillones de sus iglesias musicales.

Praga de noche

Un breve recorrido por la Navidad en Praga

Praga es la ciudad de las cien torres. Su panorámica desde una de ellas es única, y para eso nada mejor que subir a la Torre del Ayuntamiento. Desde allí podrás ver los mercadillos a sus pies, y cerca, en la misma plaza central de la ciudad. Es la torre del reloj, del famoso reloj cuyas figuras congregan a decenas de turistas a cada hora en punta para ver salir a sus figuras medievales a tocar los cuartos.

Desde aquí podrás ver también la icónica imagen de la iglesia de Nuestra Señora de Tyn, la que es la fotográfia más típica de Praga.

También podrías subir a la terraza del Hotel Intercontinental a cuyos pies se desarrolla, animada, la vida comercial de la calle Parizska, ricamente adornada para la Navidad.

Otro punto no tan conocido en las guías turísticas es el del restaurante de la Casa Danzante, un edificio extrañ por su estilo deconstructivista, desde el que se puede admirar el mencionado Puente de Carlos. Además, allí podrás aprovechar para probar la contundente gastronomía praguense.

Y cómo no, el paseo por el barrio de Stare Mesto, culminado allí arriba por el castillo de Praga, cuya silueta se ve casi desde toda la ciudad. Dentro del propio castillo, por si no lo sabíais, está la Catedral y el callejón de oro, un peculiar callejón cuyas casas están pintadas de colores y que tiene una interesante historia.

Nos falta culimnar el recorrido, cómo no, con el mercadillo navideño. Y con el mercadillo y la ciudad de fondo, nos empaparemos de ese espíritu navideño que tantas veces nos relató Charles Dickens. El de la nieve, el de los árboles decorados, el de las comidas familiares… Un cuento.

Es curioso, pero ahora que escribo sobre ella basándome en mis recuerdos, me vuelve a despertar aquellos sentimientos que solo ciudades como Praga saben ofrecer. La melancolía y la nostalgia, pero todo ello con el toque de alegría navideño.

Podéis leer todo lo que he escrito sobre la ciudad en este enlace: Artículos sobre Praga.

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Categorias: Republica Checa



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